lunes, 5 de noviembre de 2012

Cuentos del club del insomnio, hoy: Triticum revolution


En episodios anteriores de "Cuentos del club del insomnio":  ... he empezado a relatar cuentos absurdos a la velocidad a la que mi mente puede alcanzar... (¿Qué inventas?¿Qué inventas?)... El pequeño pegaso estaba tan triste... debéis hacer que vuestro nacimiento y salvación blablabla...
Sé que es un resumen de mierda, porque no tiene nada que ver con el cuento, pero me hacía gracia, podéis escuchar mientras ésta canción, mola para resúmenes de "En episodios anteriores..." Bueno, vamos con el cuento...


Durante la cuarta dinastía de Rah-Amón los gatos dominaban todo el desierto... En particular, Meli, la gata preferida de Cleopatra VII
Era un tipo de gata muy feroz, muy tirana, y no pasaba ni una a sus súbditos, los granos de maíz.

(¿¿Era el maíz lo que cultivaban los egipcios??, no, espera, trigo, trigo, vale, granos de trigo)

Los granos de trigo, trabajaban duramente para ella, construyendo gateras gigantes en cada una de las pirámides.

Un día a un grano de trigo se le ocurrió que si se machacaban entre ellos y se mezclaban con agua podrían convertirse en un robot gigante de pan y derrocar a la malvada Meli, así que movilizó a los demás granos.

Pero hete aquí (genial expresión, genial) que uno de los soldados siameses se enteró de la treta que preparaban, y avisó a la reina, la cual reunió hasta el último de los gatos callejeros (piramideros) para entrenarlos para enfrentarse al monstruo de pan al alba del nuevo día.

Cuando apareció el gran robot de pan, los gatos vieron que era tan grande que oscureció todo el reino, pero aun así, Meli, que era muy persistente y no se dejaba achantar, dió la orden de atacar.

La guerra fue titánica y muy violenta, hubieron muchas bajas.  Hasta que al fin, los últimos gatos que quedaban, arrancaron la cabeza del robot de pan para entregársela a la reina.

En la cabeza, quedaban restos de la harina del grano de trigo rebelde, el cual, en sus últimas palabras, dijo a Meli: "Al menos usted nunca será una hortaliza, porque hasta las alcachofas tienen corazón."

Poco después, la dinastía acabó, y los hijos de Cleopatra VII, creyéndola un juguete, mataron sin querer a Meli.

Durante el rodaje de éste cuento no se maltrató ningún animal ni imaginariamente

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