sábado, 10 de noviembre de 2012

Cuentos del club del insomnio, hoy: London calm night


Aviso: No sé porqué coño, pero a partir de ahora, van a haber varios cuentos bastante más "humanos" y más tiernos y esas mierdas, buscamos ampliar nuestro público objetivo (¿qué público, qué inventas?), pero tranquilos, siguen teniendo elementos surrealistas, así que chicos, ¡¡no dejéis de seguirnos!! (mirando a cámara) (¿qué cámara, qué inventas?)

Aquella noche había una leve neblina por las calles de Londres...

(Londres...no podía ser otra ciudad)

Así que, como todas las otras noches que había neblina por las calles de Londres (casi todas), salió a dar un paseo.  Era un chico joven, pero le gustaba vestir bien, a pesar de que el esmoquin fuese de su padre, el bastón de su abuelo y el monóculo uno de los cristales de unas viejas gafas

(Seria castaño ¿no? así con melenita)

Mmm, sí, tenía una melena que no pegaba nada con ese "imaginario estilo de vida", pero a él no le importaba, la cuestión era que pasear por las calles de Londres las noches con más niebla, le hacía dibujar una leve sonrisa en su cara

 Hacía unos años (Momento flashback, muy largo, pero momento flashback) se había calzado esa ropa sólo por hacer la gracia y salió a pasear por la calle

(¡Dale acción! ¿O es que era un blogguero de moda? Jajaja)

aquella noche una silueta caminaba por el otro lado de la calle, acercándose hacia el
él se detuvo
ELLA se detuvo

(chan chan)

De su silueta podía apreciar que la chica con amplia falda y lo que parecía un corsé que le proporcionaba una figura interesante, se apoyaba con un paraguas que hacía juego con su falda.  Ella puso su brazo libre en jarras y golpeó el suelo con la punta de su paraguas con un gesto de impaciencia.

El chico, sin sorprenderse del todo, se llevó la mano a su sombrero y lo levantó levemente mientras se inclinaba en señal de saludo.  Le pareció ver una sonrisa juguetona en los labios de la chica, antes de que, rasgándose la falda y lanzando sus zapatos al suelo, echase a correr en la dirección opuesta. Él vaciló un poco, hasta que se dijo que tenía que ir tras ella.

Cuando dobló la esquina no vio rastro de ella, tan sólo encontró un pedazo de papel tirado en el suelo.

El papel decía así:
"Stop running, you have found me"


Como el cuento es muy romanticón, pongo una canción también perteneciente a las noches del club del insomnio, para compensar

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